Desde que la tierra fue creada, cuentan las historias que por causa de un amor verdadero nuestros días no dejan de tener luz. Son las 10 p.m. y sales por tu ventana a pesar que es de noche hay luz al igual que cuando sales por tu puerta a las 10 a.m. Nunca te has preguntado por qué. Hoy te contaré la historia de la señora luna y el señor sol.
Hace miles de años, el señor sol caminaba todos los días de 6 a.m. a 6 p.m. solitario siempre él dando alegría a aquellos que suelen llamarse personas, animales y plantas. Él era el personaje principal de los días de playa, de las fiestas de verano, de los carnavales… era el responsable de que las plantas crezcan, de que los heladeros salgan y de los ricos ceviches con una rica inca cola helada. Siempre creó sonrisas a aquellos amantes del calor, pero por otro lado tenía a aquellos que lo odiaban debido a que provocaba quemaduras, mucho sudor y aquello tan temido por las personas llamado cáncer, estas personas siempre hablaban de algo que él nunca entendía y la llamaban noche. Cuando tenían mucho calor gritaban: ¡Quiero que se vaya el sol y sea de noche!
Para el señor sol su vida era el día y en su vocabulario no existía la palabra noche. Todos los días a las 6 p.m. se preguntaba por qué todos hablan de la noche, qué es la noche, porqué tanto la quieren.
Un día el señor sol de tanto preguntarse que era eso aquello llamado noche decidió no dormir y mantener los ojos cerrados y quedarse en un solo lugar en lo más alto del cielo.
En aquel momento todas las personas salieron a ver que era lo que ocurría, muchos se preguntaban si iba ser un día con oscuridad o quizás ya no iba a anochecer. Por otro lado, el sol no quería abrir los ojos porque estaba asustado. Una señora muy anciana que estaba en medio de la plaza se preguntó en voz alta: Acaso usted, señor sol, ¿quiere ver la luna?, en ese instante el sol abrió los ojos y dijo en voz alta: ¿Luna? .Y escuchó una voz muy suave y delicada que le dijo: ¡Buenas noches!
El sol sintió una presencia detrás de él y volteó. Y vio aquel resplandor de hermosura con toques y pizcas de dulzura, aquello que tan solo en un instante su mente denominó como perfecta.
Se quedó sin palabras y no supo que hacer, su mente empezó a desarrollar más de mil palabras por minuto que ni él mismo podía entender. En ese momento, ella le hablaba mientras que él no podía responder, era todo un tonto, se convirtió en un niño; el asombro petrificó todo su ser y nunca pudimos ver al sol tan brillante como ese día.
Habían pasado ya 20 minutos y tan solo podía mirarla y no decir nada. La señora luna no entendía y pensaba que él era mudo. Intentó hablarle con señas y aún así este no reaccionaba; también trató de comunicarse con él con mímicas, pero no obtuvo respuestas. El sol estuvo estático pero su mente le decía: Usted es lo más hermoso que he podido ver en todos mis días de luz. Y quería hablar, pero aún no podía. Se desesperaba, pero no se movía hasta que dijo: ¡Hola! y ella sonrió. Él al ver su sonrisa derritió todos los hielos del mundo y ella al ver que podía hablar le dijo: Qué hace usted señor aquí, si este es mi lugar. El señor sol dijo: Lo siento mucho, yo tan solo quería saber qué era la noche y ahora me doy cuenta por qué tantas personas la pedían. La señora luna le dice :¿A qué se refiere usted? .El señor sol le contesta: Usted señora luna se ha convertido en tan solo un instante en una razón para poder sonreír, para poder brillar más, para que sin poder tocarme yo me convierta en una piedra y que mi mente solo pueda decir que es perfectamente hermosa.
Todas las personas del mundo salieron a escuchar la conversación de este par de brillantes. Ellos allá muy, muy arriba ni siquiera se dieron cuenta de eso, ya que crearon un ambiente en el que cabían solo dos.
La señora luna desde el primer momento en que vio al señor sol, sintió un calambre por todos lados y muchos latidos por minuto que le decían es un tonto, pero es muy lindo. Pero ella todo el tiempo trató de disimular. Ella era muy reservada y solitaria, tímida y todas las personas lo sabían porque era muy difícil ver la luna llena.
Ese día el sol le dijo: Es muy indiscreto preguntarle dónde ha dejado su otra mitad. Ella le responde: Yo soy así. El sol le dice: Si yo cierro los ojos puedo verla a usted completa, dibujando sonrisas y creando fantasías a las personas; entre risas él dice: ¡y leyendas como la del hombre lobo! .Ella muy molesta y ofendida le dice: Usted no sabe quien soy y no le debe importar como soy. Y empieza a hablar y renegar sin parar. El señor sol la mira y se empieza a acercar y llega a un punto en el que tan solo el movimiento de sus labios era lo que los separaba. Él cada vez se acercaba más y ella cada vez bajaba el tono de la voz. Las personas desde abajo veían como en cada segundo que pasaba el cielo se iluminaba cada vez más.
Los dos en lo muy alto del cielo se quedaron mirando muy fijamente y con el son de todas las emociones y sentimientos que en ese momento existían se dijeron un te quiero. Y se entrelazaron entre besos y abrazos y se formó allá en el cielo un amor puro y sorprendente que nunca nadie había visto. Las personas entre ellas se decían que se habían juntado aquellos que nunca pensaron ni en sus más mínimas ilusiones conocerse.
El sol y la luna brillaban con toda la energía que pudieron dar. Pero toda noche tiene su final, ella tenía que irse y él no la quería dejar. Pero ya iba a amanecer y ella tenía que desaparecer. Él le prometió amor eterno y ella pintarle sonrisas y latidos en forma de canción. Ella le dijo adios y él le regaló estrellas para que acompañen sus noches y le dijo: Cada vez que te sientas sola y me extrañes ve y dile a una de ellas, y ella vendrá a mí y yo te esperaré aquí para decirte que te amo.
Esta fue la historia de la luz de nuestros días. Se cuenta que cada vez que sale la luna llena es porque el sol le dijo a una estrella que le diga a la luna que la extraña y la ama; cuando vemos el sol radiante es porque la luna le mandó un beso al sol en una estrella y cuando vemos el eclipse lunar es porque este amor no aguantó más de tanto extrañar.